Jorge:
Un pequeño aporte a tu reflexión.
En estos tiempos de grandes dificultades estoy leyendo el Triduo con el Padre José Kentinich – Creer Esperar Amar
En un segmento del primer día dice:
El día 20 de Septiembre de 1941, a las 8 de la
mañana tuvo que presentarse a la Gestapo.
Después de celebrar la Santa Misa en el Santuario se puso en
aquella mañana de Sábado su hábito más viejo y se
encaminó solo hasta allá.
Fue puntual.
Se le hizo esperar en el pasillo hasta las 13:00 horas, después
tuvo lugar un interrogatorio y un funcionario del
personal de guardia le condujo a una celda subterránea:
No tenía mesa, ni siquiera una silla; sólo había
un catre que debía doblar durante el día.
No tenía ventana, ni siquiera un traga luz, ni tampoco lámpara.
Sólo había un agujero de ventilación.
Cuatro semanas enteras sin luz… A pesar de ello
este sacerdote encarcelado descubrió en lo oscuro de
su situación la huella de Dios, descifró su mensaje en
los acontecimientos de esos 28 días porque creía.
Atentamente,
Santiago Cejas Meneses
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