Jorge:
Un pequeño aporte a tu reflexión.
En estos tiempos de grandes dificultades estoy leyendo el Triduo con el Padre José Kentinich – Creer Esperar Amar
En un segmento del primer día dice:
El día 20 de Septiembre de 1941, a las 8 de la
mañana tuvo que presentarse a la Gestapo.
Después de celebrar la Santa Misa en el Santuario se puso en
aquella mañana de Sábado su hábito más viejo y se
encaminó solo hasta allá.
Fue puntual.
Se le hizo esperar en el pasillo hasta las 13:00 horas, después
tuvo lugar un interrogatorio y un funcionario del
personal de guardia le condujo a una celda subterránea:
No tenía mesa, ni siquiera una silla; sólo había
un catre que debía doblar durante el día.
No tenía ventana, ni siquiera un traga luz, ni tampoco lámpara.
Sólo había un agujero de ventilación.
Cuatro semanas enteras sin luz… A pesar de ello
este sacerdote encarcelado descubrió en lo oscuro de
su situación la huella de Dios, descifró su mensaje en
los acontecimientos de esos 28 días porque creía.
Atentamente,
Santiago Cejas Meneses
MADRUGADORES POR SIEMPRE
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jueves, 4 de diciembre de 2008
MOTIVACION
Estimado Hermano Jorge:
Con mucho gusto y beneplácito he recibido la reflexión que has enviado y me ha motivado a enviar una breve reflexión, que he osado compartir con Uds.
“Muchas veces la vorágine de la rutina del trabajo, la televisión y las cosas superfluas o mundanas nos mantienen sumergidos en un ambiente ruidoso, y esto de alguna manera nos aleja o no nos permite estar en silencio.
Me parece importante y más que importante es sano y saludable, hacer un pequeño alto en el camino y tratar de buscar el silencio y ojala poder permanecer durante algún lapso en él.
Pero también a veces nos da miedo estar en silencio, en algunas ocasiones le tememos al silencio, a veces confundimos estar en silencio a estar solos.
El estar en silencio no significa necesariamente estar solos, el estar en silencio permite estar solos, pero frente a Dios y quizás eso nos da un poco de temor, o ¿será que el silencio hace que nos encontremos con nosotros mismos y no queremos vernos interiormente?”.
Alguien una vez escribió sobre “Sonidos del Silencio”:
Todavía me acuerdo de unos versos que nacieron en una noche despeinada de estrellas y reflexiones.
Son frutos del silencio que escucha al Silencio que habla, el de Dios:
Qué bien suena tu voz en el silencio.
Qué lucidez, qué dulzura, que clara.
Remanso de quietud,invitación a la reflexión,elocuente decir insinuado,siempre velado, siempre velado.
Cómo impresiona tu silencio, Señor;silencio de entrega,silencio de espera,silencio de Dios.
Cuánto provecho causa tu silencio…
Vienen a la mente las victorias vividas,las derrotas sufridas,las vigilias cansadas,las alegrías encausadas, los triunfos conseguidos…
Y la vida: su pasado, su presentey su futuro…
Y Tú en silencio, pero siempre al lado.
Tú en silencio, mas acompañando.
Tú en silencio; fiel, fiel, fiel; siempre fiel.¿Cómo no va a estremecerme tu silencio?¿Cómo no va a ser fuente de cuestionamientos?:
¿a dónde voy, por qué existo,de dónde vengo y para qué vivo?
Pero en Ti
-¡ay, cómo escucho tus gritos!-todo esto tiene un sentido.
Señor de la boca callada;
Señor de las palabras tan amplias;
Señor de la voz disimulada;
Señor de cara blanca:
¡luna llena eucarística!
Y si esto me dices en silencio, qué sería si de la otra forma hablaras.
Fraternalmente,
Claudio Latorre Cortez
Con mucho gusto y beneplácito he recibido la reflexión que has enviado y me ha motivado a enviar una breve reflexión, que he osado compartir con Uds.
“Muchas veces la vorágine de la rutina del trabajo, la televisión y las cosas superfluas o mundanas nos mantienen sumergidos en un ambiente ruidoso, y esto de alguna manera nos aleja o no nos permite estar en silencio.
Me parece importante y más que importante es sano y saludable, hacer un pequeño alto en el camino y tratar de buscar el silencio y ojala poder permanecer durante algún lapso en él.
Pero también a veces nos da miedo estar en silencio, en algunas ocasiones le tememos al silencio, a veces confundimos estar en silencio a estar solos.
El estar en silencio no significa necesariamente estar solos, el estar en silencio permite estar solos, pero frente a Dios y quizás eso nos da un poco de temor, o ¿será que el silencio hace que nos encontremos con nosotros mismos y no queremos vernos interiormente?”.
Alguien una vez escribió sobre “Sonidos del Silencio”:
Todavía me acuerdo de unos versos que nacieron en una noche despeinada de estrellas y reflexiones.
Son frutos del silencio que escucha al Silencio que habla, el de Dios:
Qué bien suena tu voz en el silencio.
Qué lucidez, qué dulzura, que clara.
Remanso de quietud,invitación a la reflexión,elocuente decir insinuado,siempre velado, siempre velado.
Cómo impresiona tu silencio, Señor;silencio de entrega,silencio de espera,silencio de Dios.
Cuánto provecho causa tu silencio…
Vienen a la mente las victorias vividas,las derrotas sufridas,las vigilias cansadas,las alegrías encausadas, los triunfos conseguidos…
Y la vida: su pasado, su presentey su futuro…
Y Tú en silencio, pero siempre al lado.
Tú en silencio, mas acompañando.
Tú en silencio; fiel, fiel, fiel; siempre fiel.¿Cómo no va a estremecerme tu silencio?¿Cómo no va a ser fuente de cuestionamientos?:
¿a dónde voy, por qué existo,de dónde vengo y para qué vivo?
Pero en Ti
-¡ay, cómo escucho tus gritos!-todo esto tiene un sentido.
Señor de la boca callada;
Señor de las palabras tan amplias;
Señor de la voz disimulada;
Señor de cara blanca:
¡luna llena eucarística!
Y si esto me dices en silencio, qué sería si de la otra forma hablaras.
Fraternalmente,
Claudio Latorre Cortez
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